Título: ¡Primera Caída! El Enmascarado de Terciopelo
Autor: Diego Mejía Eguiluz
Libro: 1/3
Páginas: 196
Género: Adolescente/Comedia/Autobiográfico
Género: Adolescente/Comedia/Autobiográfico
Editorial: Alfaguara (Penguin Random House)
Calificación: 4.5 Estrellas
SINOPSIS
SINOPSIS
En la Arena Tres Caídas hay un luchador que está en boca de todos por su forma de pelar tan despiadada, oportunista y terrible. Su rival no termina de subir al cuadrilátero cuando ya lo hace comer el poste, lo avienta a la lona, le da una lluvia de patadas y lo remata con una mecedora -si está de buenas-, cuando lo agarran de malas, los tortura con una tapatía.
Aja, eso arriba del cuadrilátero. Pero todo tiene un origen.
De niño él quería aprender a tocar un instrumento, luego a bailar y así siguió buscando. Hasta que un día se entera de algo, que hizo querer más a cierto familiar y que esto provocó que se le metiera el gusanito de querer saber más de ese mundo; pero también tenía problemas de bullying en la escuela y a veces la presión le hace decir cosas que no debe.
Su padre fue su primer hater, no estaba de acuerdo en que se dedicara a eso... porque él guardaba un secreto. Sin embargo, nuestro amigo de quien sólo se identifica bajo el nombre de Conde Alexander, no se iba a dar por vencido. A pesar de que su mamá, una rigurosa crítica de cine, temiera lo peor para "su retoño".
Tendrá que luchar no sólo contra sus rivales que no conforme con hacerle mortales hacia atrás y planchas voladoras, también lo obligarán a usar su astucia cuando lo ataquen por donde más le duele: con violencia psicológica.
Con la idiosincrasia del folclor de la lucha libre mexicana, lo que pasa cuando uno de los hijos quiere subir un escalón, las envidias de quienes ven a alguien superarse y una muestra de creer en sí mismo, seremos testigos de la historia del luchador más emblemático de la literatura juvenil. Aunque se enoje cuando su editora le corrija su caligrafía.
Aja, eso arriba del cuadrilátero. Pero todo tiene un origen.
De niño él quería aprender a tocar un instrumento, luego a bailar y así siguió buscando. Hasta que un día se entera de algo, que hizo querer más a cierto familiar y que esto provocó que se le metiera el gusanito de querer saber más de ese mundo; pero también tenía problemas de bullying en la escuela y a veces la presión le hace decir cosas que no debe.
Su padre fue su primer hater, no estaba de acuerdo en que se dedicara a eso... porque él guardaba un secreto. Sin embargo, nuestro amigo de quien sólo se identifica bajo el nombre de Conde Alexander, no se iba a dar por vencido. A pesar de que su mamá, una rigurosa crítica de cine, temiera lo peor para "su retoño".
Tendrá que luchar no sólo contra sus rivales que no conforme con hacerle mortales hacia atrás y planchas voladoras, también lo obligarán a usar su astucia cuando lo ataquen por donde más le duele: con violencia psicológica.
Con la idiosincrasia del folclor de la lucha libre mexicana, lo que pasa cuando uno de los hijos quiere subir un escalón, las envidias de quienes ven a alguien superarse y una muestra de creer en sí mismo, seremos testigos de la historia del luchador más emblemático de la literatura juvenil. Aunque se enoje cuando su editora le corrija su caligrafía.
MI OPINIÓN
¡Feliz día, amigos lectores!
Confieso que tenía deseos de leer este libro que
combina dos cosas que amo: Lucha libre y humor.
Confieso que tenía deseos de leer este libro que
combina dos cosas que amo: Lucha libre y humor.
Como muchos famosos, todo comienza en la actualidad cuando están en la cumbre y son elogiados por el público, ¿pero alguna vez nos preguntamos cómo es su vida fuera de los reflectores?
Así arranca el libro, página a página me dejé llevar sin parar, a excepción de las ilustraciones de Ed Vill que aparte de ser muy buenas, guiaban mi imaginación (me hicieron reír mucho).
El libro es una autobiografía de Conde Alexander, narra desde sus primeros años de vida, sus miedos, emociones, enojos y todo lo que vivió en su infancia. Hubo un momento que sentí como si estuviera platicando con un amigo hablándome de su vida, con un lenguaje coloquial mexicano y me arrancó una que otra carcajada, especialmente en la parte donde cree que su editora se volvió espiritista.
Luego de estudiar horas de teoría, llegaba la práctica.
Enfrentarse al público, no intimidarse, mantener el personaje y cumplir con el papel es algo... complicado, pero si te apoyas en algo hiriendo susceptibilidades manteniendo el anonimato, entonces la tarea te resultara mucho más fácil. Aquí lo contradictorio y divertido de la trama: el Conde es de corazón sensible, tiene que ser un rudo y esto podría ocasionarle derrotas.
Pero no está solo, tiene a su fiel amigo Vladimir y al Caballero Galáctico, quien se sabe de todas en el mundo de los encordados. Debido a su inexperiencia, ambos lo instruirán por la ruta hacia, ¿por qué no?, un campeonato; ¡pero no tan rápido muchachito!, hay que invertir muchas horas de gimnasio, horas de práctica y algo muy importante, hay que mantener la cabeza bien fría porque si te atacan por ahí, ya perdiste.
Y tiene una lucha, luego otra y poco a poco va moldeándose.
Hay un capítulo en especial dedicado a una de sus luchas, fue el que más disfrute porque me sentí en primera fila en la Arena Tres Caídas, ¡y lo vi todo!, más cuando tomaron el micrófono e hicieron las ya clásicas amenazas entre ellos y la guerra de egos.
Cada que se enfrentaban Golden Fire y Conde Alexander, no despegaba el ojo; tanto dentro como fuera del cuadrilátero se traen pique (como decimos en Mexico), hay un odio que se va engrandeciendo entre más roces tienen. Cuando están en la tarima y el réferi hace sonar la campana, ¡agárrense!, empieza la acción.
La familia cumple un papel muy importante, es el apoyo que necesita para creer en él y cumplir su sueño; aunque les quite el sueño por las palizas que también lo irán formando.
Mi calificación fue casi perfecta, por que algunos sucesos fueron predecibles. Y ese final que -por lo menos para mi- también lo fue. No sé si me ganó el fanatismo o soy objetivo, pero de verdad el libro es muy entretenido y divertido.
Así arranca el libro, página a página me dejé llevar sin parar, a excepción de las ilustraciones de Ed Vill que aparte de ser muy buenas, guiaban mi imaginación (me hicieron reír mucho).
El libro es una autobiografía de Conde Alexander, narra desde sus primeros años de vida, sus miedos, emociones, enojos y todo lo que vivió en su infancia. Hubo un momento que sentí como si estuviera platicando con un amigo hablándome de su vida, con un lenguaje coloquial mexicano y me arrancó una que otra carcajada, especialmente en la parte donde cree que su editora se volvió espiritista.
Luego de estudiar horas de teoría, llegaba la práctica.
Enfrentarse al público, no intimidarse, mantener el personaje y cumplir con el papel es algo... complicado, pero si te apoyas en algo hiriendo susceptibilidades manteniendo el anonimato, entonces la tarea te resultara mucho más fácil. Aquí lo contradictorio y divertido de la trama: el Conde es de corazón sensible, tiene que ser un rudo y esto podría ocasionarle derrotas.
Pero no está solo, tiene a su fiel amigo Vladimir y al Caballero Galáctico, quien se sabe de todas en el mundo de los encordados. Debido a su inexperiencia, ambos lo instruirán por la ruta hacia, ¿por qué no?, un campeonato; ¡pero no tan rápido muchachito!, hay que invertir muchas horas de gimnasio, horas de práctica y algo muy importante, hay que mantener la cabeza bien fría porque si te atacan por ahí, ya perdiste.
Y tiene una lucha, luego otra y poco a poco va moldeándose.
Hay un capítulo en especial dedicado a una de sus luchas, fue el que más disfrute porque me sentí en primera fila en la Arena Tres Caídas, ¡y lo vi todo!, más cuando tomaron el micrófono e hicieron las ya clásicas amenazas entre ellos y la guerra de egos.
Cada que se enfrentaban Golden Fire y Conde Alexander, no despegaba el ojo; tanto dentro como fuera del cuadrilátero se traen pique (como decimos en Mexico), hay un odio que se va engrandeciendo entre más roces tienen. Cuando están en la tarima y el réferi hace sonar la campana, ¡agárrense!, empieza la acción.
La familia cumple un papel muy importante, es el apoyo que necesita para creer en él y cumplir su sueño; aunque les quite el sueño por las palizas que también lo irán formando.
Mi calificación fue casi perfecta, por que algunos sucesos fueron predecibles. Y ese final que -por lo menos para mi- también lo fue. No sé si me ganó el fanatismo o soy objetivo, pero de verdad el libro es muy entretenido y divertido.
¡Hasta aquí mi opinión!
Nos vemos en una próxima lectura.
Gracias por leerme.
Gracias por leerme.
No hay comentarios.: