Reseña: Cadáver exquisito - El Radar Literario

La casa de las bellas durmientes Agnes Grey un beso en parís  40199054 40043351 El mañana empieza hoy Jesús me quiere 

18 octubre 2021

Reseña: Cadáver exquisito

 


Título: Cadáver exquisito
Autor: Agustina Bazterrica
Libro: Autoconclusivo
Páginas: 135
Género: Novela negra/Distopia/Fantasía oscura
Editorial: Alfaguara (Penguin Random House)
Calificación: 3 Estrellas

SINOPSIS

Media res, aturdidor, baño de aspersión, sacrificio: estas palabras aparecen en su cabeza. Aunque no son palabras, son la sangre y el olor denso. Lo irrumpen desprevenido cada noche, al despertar con una capa de sudor. 

Porque sabe que le espera otro día de faenar humanos. 
Podrían arrestarlo por hacerlo. 
Hay palabras que encubren el mundo.

Con los bovinos y los porcinos era sencillo. Aprendió el oficio en el frigorífico El Ciprés, herencia de su padre; quisiera vivir anestesiado, sin sentir nada. Pero... los recuerdos están ahí, inertes.
El mundo cambió para siempre. Se probaron vacunas, pero el virus se resistió y mutó.

Se encuentra solo, su esposa se fue a un asunto con su madre, no la extraña.
Tiene 3 llamadas perdidas de su suegra, y su mujer... no lo extraña.
Levanta el rostro para sentir el agua de la regadera, que le ayuden a borrar todas las imágenes que se generan en su cerebro.

Recuerda haber escuchado de grupos que mataban personas para comerlas de manera clandestina. Hubo protestas masivas, huelgas de hambre, reclamos de organizaciones de derechos humanos; no obstante, todo esto trajo sus beneficios: reducción de la población, de la pobreza y la carne sobraba.

Todo mundo los llama "humanos" para darles identidad, pero también los llaman "producto", "carne" o "alimento; todos menos él.

Suena su celular y su suegra le dice que Cecilia se encuentra mejor, pero necesita más tiempo, no puede volver ahora. Él volvió a su casa porque su padre había enloquecido.

Entra en la curtiembre y siente un olor de golpe: el olor de los químicos.
El señor Urami, el dueño, es el japonés que más aborrece al mundo y adora particularmente la piel; observa desde las alturas en su oficina. Tiene cámaras por todas partes, no mira a la gente: la mide. Y siempre está sonriendo.
Pone la mira en una piel blanca con marcas y la subraya como la piel de mas alto valor y como siempre, termina sus discursos con la frase: "todo se refleja en la piel, el órgano más grande del cuerpo".

Deja la curtiembre y siente alivio. 
Se pregunta una vez más por qué se expone a todo esto. 
Sabe por qué lo hace. 
Él es el mejor y le pagan como tal. 
Y la salud de su padre lo requiere.

MI OPINIÓN

¡Qué tal amigos, espero tengan alegres lecturas!

Y remarco alegres, porque ésta en particular me fue muy difícil de digerir literalmente, porque hubo unas escenas lo suficientemente gráficas como para no desear haber comido al momento de leerlas.

Todo comienza con los recuerdos del día anterior del protagonista, que como dato curioso no sabemos su nombre hasta ya avanzada la lectura
Malos olores, carne chorreando sangre, partes de animales por aquí y por allá, y toda una maquinaria trabajando desde temprano para que llegue la carne sana y salva a las carnicerías; aunque... puede que no tan sana, y quizá no tan limpia y natural como siempre lo pensaba. Pero me estoy adelantando.

Marquitos, quiero decir, Marcos, atraviesa una gran depresión al no poder lograr convertirse en padre. Parte de esos recuerdos se mezclan con -no sé cuántos intentos- de embarazarse con su mujer. Pareciera que la naturaleza no lo quiere así, sin embargo, es sumamente cooperativa cuando se trata de seleccionar a las mejores reces en el momento ideal para aprovechar sus mejores souvenirs corporales para beneficio de la supervivencia humana.

Pero tampoco, porque estamos en una distopia donde la carne escasea por todos lados del mundo, y ante tan inexorable carencia la mente puede llegar a veredictos muy dementes.

Entre de las primeras 60 y 70 páginas, es el mismo ciclo: recuerdos de matanza animal, sangre, carne y olores fétidos. A lo cual se van uniendo, de poco a poco, los recuerdos de su infancia; concretamente los de su padre, cuando lo llevaba a un parque de diversiones y le explicaba cada juego y, muy particularmente, una zona de reserva de animales. Hago un enfoque aquí porque, cuando regresa al presente, dichas atracciones actualmente están en muy mal estado, por no decir abandonadas. Entonces, es un ir y venir de El Frigorífico al, vamos a llamarle "Parque abandonado". Por ahí llegan nuevos prospectos que quieren trabajar ahí, pero prefiero omitirlo.

Más o menos por la página 80 es cuando el libro se va en un frenesí tan crudo y poético a la vez, que tuve que apagar mi imaginación, ¡porque no podía creer lo que estaba sucediendo!
Esa parte en específico está solapada por un capítulo entero hablando de un poema sobre el amor, que entiendo el mensaje, pero no entiendo cómo alguien puede llegar al tal desesperación.

Un momento, ¿mencioné algo sobre la carencia de las proteínas en el consumo humano?
Hmm, tal vez en grados superiores podría provocar que nos descontrolemos... pero también todos los excesos son malos: todos.

Hay también unas charlas que tiene con su hermana y sus 2 hijos.
Y puedo comprender parte de su desequilibrio mental temporal; resulta increíble que su mujer se preocupe y ocupe más de su padre, que su propia hermana. Oh, casi lo olvidaba, otra de sus grandes preocupaciones es su padre, se ha sentido muy mal últimamente y su mujer, al ser enfermera, está a su cuidado.
Hay un capítulo que habla de cómo se conocieron y cómo surgió la chispa entre ellos, y si no mal recuerdo, debe ser el único capítulo en el cual sonreí: el único.

Los últimos capítulos los transpire, me alteraron la imaginación y puse especial atención y cuidado en no estar comiendo a la hora de estar leyendo. Porque, para colmo, me cuestionaba si mi propia carne se encontraba bien. Así se las dejo.

Nunca había leído algo así, tan crudo, tan real.
Eso sí, se revelan ciertos secretos y se pone a la luz la realidad de que mucha de la carne que consumimos puede que no lleve un proceso tan pulcro como lo imaginamos, pero no entremos en ese tema, de por si...

Ese final sí que estuvo muy enfermo polémico y para mentes muy abiertas.
Mi calificación fue así porque, en lo personal, fue algo que no estaba acostumbrado y me costó trabajo digerir -literalmente- algunos capítulos, donde los relatos fueron por momentos muy gráficos. Ojo, no con esto menosprecio la obra, ¡para nada!, no en vano obtuvo el Premio Clarín 2017; es sólo que no lo considero apto para estómagos sensibles.

¡Gracias por leerme, nos vemos en la próxima!

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