Reseña: Otra vida por vivir - El Radar Literario

La casa de las bellas durmientes Agnes Grey un beso en parís  40199054 40043351 El mañana empieza hoy Jesús me quiere 

31 diciembre 2021

Reseña: Otra vida por vivir

 


Título: Otra vida por vivir
Título original: Mia zoí akóma
Autor: Theodor Kallifatides
Libro: Autoconclusivo
Páginas: 160
Género: Autobiografia/Ensayo/Narrativa
Editorial: Galaxia Gutenberg
Calificación: 4.5 Estrellas

SINOPSIS

En el invierno del año pasado, unos cuantos días antes de Navidad, me invitaron a un acto literario en Helsingborg. Estaba emocionado. Yo representaba a Suecia junto a mí, había buenos y conocidos escritores. Considero un privilegio ser el mas viejo de todos, algo que desde hace varios años me ocurre a menudo. El engalanado público nos recibió con un entusiasmo cálido, se tiene que ser insensible en extremo para no emocionarse.

Hubo una época donde no solo era el mas joven, sino que ademas era extranjero y mi apellido generaba problemas. Hasta la fecha, cuando soy presentado con alguien, bromeo con mi apellido. El acto se celebraba en el Teatro Municipal de la ciudad, ahí donde hace algunos años empezó la carrera de Ingmar Bergman, de quien recibí muchas lecciones.

En 1980 hice mi primer y único largometraje basado en mi libro: El amor. Con la compañía productora de Bergman, y él asistía todas las noches al rodaje. Nos sentábamos el uno al lado del otro y él se concentraba como un torero a punto de enfrentarse al toro más peligroso. Lo detectaba todo. Le aprendí demasiado en es época, sin embargo... fue demasiado tarde. La película no se salvó, la crítica fue contundente y hundió la película.

Después del fracaso, se interrumpió todo contacto.
Como artista eres lo que eres mientras eres, luego no eres nada.
Aquella tarde lo llamé por teléfono y él también estaba solo; cometí el error de preguntarle si le gustaría hablar de un libro que me daba vueltas en la cabeza. Esa fue nuestra última conversación.
Como artista tienes el deber, tú más que cualquier otra persona, de dar hoy lo que diste ayer.

De vuelta al presente.
De pronto todo se acabó, ¿qué vida habría vivido si no me hubiera ido de Grecia?
La emigración no me había hecho escritor; estaba convencido de que también en Grecia habría escrito, por la sencilla razón de que no tenía otra forma de existir a los ojos de los demás, ni a los míos.

Simplemente había conseguido seguir el consejo de mi padre: No te olvides de quien eres.
Una habría sido mi vida en Grecia y otra, distinta, era en Suecia. ¿Me arrepentía de haberme ido? Lamentaba haber emigrado, preferiría no haberlo hecho, pero no me arrepentía.

Mi mujer es ave nocturna. Me enseñaba una foto en su computadora de nuestra hija en Edimburgo; se encontró con Ian McEwan, al que adoraba, y yo, por supuesto, sentía celos.
Mi suegro tenia 101 años, recordaba con exactitud los años que llevaba viudo. Ella va por ese mismo camino, porque a sus 70 años vive con mayor despreocupación y disfruta de la vida 10 veces más que cuando era joven.

Desde mi ventana, la cúpula de la iglesia de Santa Catalina desempeñaba sus papel brillando cada tarde como un sol en miniatura. Era como si entre mis 2 países se abrieran senderos celestiales. No importaba por qué la habitación actuaba en mi, sino de qué manera. Así había sido mi vida durante cuarenta y pico de años en otras habitaciones, otros barrios, otras ciudades y otros trenes.

Eso era mi vida. Y eso era mi alma. La iba escribiendo día a día.
Esa tarde tomé la decisión: dejé mi estudio, vendí lo que podía venderse, tiré lo que podía tirarse, conservé solo lo más necesario y cerré la puerta.

No imaginaba las consecuencias.

MI OPINIÓN

¡Hola amigos, hola lectores, espero se encuentren muy bien!

Este librito forma parte del reto lector del Club de Lectura Guadalajara, hablando de: Grecia.
Todo inicia en el presente, cuando el autor tendrá un homenaje en vida sobre su bibliografía; ahí, empieza a recordar cosas desde su inicio y, muy detalladamente, narra los motivos que lo orillaron a salir de su país para emigrar a uno donde con el tiempo, se fue adaptando, tanto que lo considera como su segunda nacionalidad... o tal vez a la par de su terruño.

Nuestro protagonista se enorgullece de sus logros, y más ahora, a sus 77 años que es cuando mejor se siente consigo mismo; pasó de vivir una infancia en un hogar que fue campo de entrenamiento de miles de hombres alistados para la guerra a encontrar su vocación, que ya lo iba persiguiendo saliera o no de su país. Por que él mismo lo aclara: No tenía otra forma de existir a los ojos de los demás, ni a los míos.

Recordó el consejo de su padre, de no olvidarse de quién era y de dónde venía. Pero también es realista, pues bien sabe que nadie atraviesa un ancho rio sin mojarse los pies. Vaya, que el autor es consciente de que para lograr tu objetivo tienes que pasar por innumerables pruebas que la vida te va poniendo, hasta que te sientes como pez en el agua.

Luego, el ritmo del libro es: ir al pasado y volver al presente, y se repite.
Curiosamente en ningún momento me confundí, estaba tan sumergido en mi lectura que no sentí los viajes en el tiempo; hasta que habló de volver a su país. Esto fue lo que se llevó gran parte del libro, quitarse apegos tanto emocionales como materiales, dejar atrás toda una vida que por 50 años forjó y vivió, dejar atrás amigos, lugares, recuerdos.

La manera en que narra cada detalle, me hicieron darme cuenta que habemos tantas personas que nos cuesta desafanarnos de lo que nos sostiene del pasado por miedo a perderlo en el futuro, y quizá pueda parecer que soy redundante, pero así sentí la tesis de esta historia.

Habla también de que la vejez, de la cantidad de veces que pensó en el día de su muerte.
Porque vio morir a los amigos que dejó en Grecia... en especial a uno que con la ayuda de otro amigo, fue a dejarle flores y, ahora que volvía, hasta ese momento, cayó en cuenta de que no volvería a verlo más. Ejemplos así, donde no hace conciencia de lo que le pasa sino hasta un tiempo después, fue donde me sentí identificado. Como cuando recordó que Gunilla (su esposa) daba a luz a su primer hijo y, en ese momento, a su edad, se emocionó y sollozaba de felicidad porque su mujer le había dado un hijo. Momentos como ese, son los que mas disfruté.

El libro es sentimiento puro, una despedida de una vida dedicada a hacer lo que más adora; pero que, sin embargo, reconocía que todo inicio tiene un fin.

Y ese final, fue de lo más inesperado. En ningún momento pensé que la respuesta la tuve desde el principio.

Esta es la historia sobre la búsqueda constante para inspirarse a seguir escribiendo
Lo recomiendo a todo aquel escritor que esté pasando por una racha ante falta de ideas, donde no pueden hilar pensamientos para comenzar a escribir o para seguir escribiendo. Theodor pasó por lo mismo y, siento que de alguna manera ésta fue catarsis para redimirse.

¡Gracias por leerme, nos vemos en la próxima!
¡Y Feliz Año Nuevo!

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