Reseña: Ecos - El Radar Literario

La casa de las bellas durmientes Agnes Grey un beso en parís  40199054 40043351 El mañana empieza hoy Jesús me quiere 

17 enero 2022

Reseña: Ecos

 


Título: Ecos
Autor: Atenea Cruz
Libro: Autoconclusivo
Páginas: 108
Género: Narrativa/Novela
Editorial: Libros de Mano
Calificación: 4 Estrellas

SINOPSIS

Sus pasos retumban en la casa caminando de prisa, nerviosa. 
Tiene la maldición de no poder olvidar. No alcanzo a oírla, seguro está en el patio o en el establo. 

Los vivos cerramos puertas que los muertos no abren, aunque que lo intenten. 
En el cuarto de fondo, un llanto murmura mi nombre; en la recámara abandonada llora un niño y un rechinido abre una puerta.

Temo averiguar si cree que estoy dormido. Sale y entra a la habitación de fondo, abre y cierra cajones de la máquina de coser hasta encontrarlo. Poco antes del amanecer abandona la casa. 
Los rayos de la aurora me revelan su silueta: lleva al niño en brazos. 
Se dirige hacia el lago y dice palabras ininteligibles. Acto seguido, sumerge al bebé en el agua. Luego va al establo.

Con la precisión de un espectáculo cuidadosamente ensayado, el cuadro se repite: esa mujer se interna en el bosque, buscando ser contemplada por un hombre en específico. 

Me llamo Celia Santana.
Mi mayor talento es mortificar al único hombre que realmente me amó.
Todo lo hice por para desquitarme de ella; me cansé de sus manías y de su control sobre mí.
¡Qué ingenua fui al creer que por fin íbamos a dejar de padecernos!
Le dio más libertad para perseguirme.

Me causa un placer infinito obligar a mi marido ver morir una y otra vez a las dos personas que más amó. 
Y he de confesar algo: siento curiosidad de saber cómo se librará de mí.

Raúl sigue despierto.
Una semana sin saber de su familia, no hay manera de averiguar su paradero; se dice a sí mismo que esto terminará pronto.
Al meterse a la cama, soñar es meramente un recuerdo; lo despierta el sonido del cerrojo del patio y su corazón late con fuerza: llegó Celia. 
Él se ofrece a ayudarla pero ella lo ignora, igual que cuando está molesta. Incluso justifica el portazo que le da en las narices.

Celia fue educada con la convicción de que bordar era el mejor remedio para un corazón acongojado. Así que tomó aguja e hilo para darle a los labios de Bruno la forma que en secreto siempre pensó. Raúl descubre su costurero volteado sobre el sofá, la soledad le aterra.

Y esto es sólo la primera vez que, sin saber, va a tornarse en algo cotidiano para él.

MI OPINIÓN
¡Hola que tal amigos, bienvenidos al nuevo año, bienvenidos a su blog!

¡Vaya manera de empezar el año!
Siguen las historias que me sacan de mi zona de confort y una más, no podía ser la excepción.

Decidí leer este libro porque -como un gusto en particular- se sale del orden tradicional de las cosas, es decir, empieza desde la página 50 hasta llegar al principio. Es decir, lo primero que veo es el final y esto me sacó de onda (me pareció por demás extraño); ser testigo de un crimen sin deberla ni temerla, fue algo que me emocionó... pero también me sorprendió.

Y conforme avanzaban las páginas más me sorprendía, para mal.
Conozcamos a Celia, una hermosísima trapecista, súper talentosa y con una sonrisa que arranca suspiros; es la estrella del circo y el objeto de admiración de chicos y grandes, aunque tal vez más de grandes que de chicos... no mucho por su talento sino por...

Verán, Celia es una chica muy agradable, poseedora de unas curvas que enloquecen a los hombres. Pero finalmente los asistentes al circo van a apreciar sus habilidades de trapecista, equilibrista y demás técnicas que requieren una buena coordinación y sincronía. 
Sin embargo, no todo en su vida ha sido debidamente equilibrado y mucho menos en armonía.

Tiene una madre controladora, quien a su vez tuvo otra madre controladora, llevándola a tomar decisiones erróneas y confundiendo sus juicios.

Aquella noche que Raúl regresó a la recámara y encontró el costurero de Celia, comprendió súbitamente que la vida no siempre recompensa a las personas buenas, ya que arrastran un pasado tan complejo que no son capaces de compartir porque las mismas cadenas que los atan, les impiden expresarse.

Desde aquel maldito día que nació Bruno, las desdichas no hicieron mas que multiplicarse.
Celia viene de una familia demasiado conservadora y vivir llena de prohibiciones y prejuicios a causa de una madre educada a su vez con más prohibiciones, la orilla a concientizar sus sentimientos ante la primer manifestación de un pensamiento diferente, donde se sienta menos recluida de sí misma.

Llega un momento donde te acostumbras a vivir tan equivocadamente, que si aparece alguien que te demuestre que después de la tempestad viene la calma... prefieres seguir resistiendo las inclemencias del clima, hasta que te convences de que nada va a cambiar y todo va a ser igual porque ya no crees en ti. Este pudiera ser el punto central de la historia.

La historia es como el amanecer: empieza en la oscuridad y paulatinamente se va aclarando el alba, asomando la luz hasta cegarnos con su destello. 
Las primeras páginas son una "pesadilla", y no les miento cuando en realidad tuve sueños recordando lo guajiro que soñaba Raúl. No recomiendo leerlo de noche, si eres una persona altamente sensible al terror. Me parece que a más de uno le pasó.

Me despido de la primer reseña del año recomendando este libro si buscas algo de terror y thriller, psicológicamente perturbador y una pizca de un humor, combinado con escenas crudas y realistas.

¡Gracias por leerme, nos vemos en la próxima!

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